sábado, 14 de febrero de 2015

Buenos Aires w Walentynki

Dziś w Walentynki kilka poematów o miłości w Buenos Aires i do Buenos Aires- wyśpiewane w tangu.




Wybierz kochanka, który będzie patrzył na Ciebie jakbyś
 był magią.



Cruz del Sur
Julio Cortazar


Vos ves la Cruz del Sur 
y respirás el verano con su olor a duraznos 
y caminás de noche mi pequeño fantasma silencioso 
por ese Buenos Aires, por ese siempre mismo Buenos Aires. 

Extraño la Cruz del Sur 
cuando la sed me hace alzar la cabeza 
para beber tu vino negro, medianoche. 
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones 
donde el perfumo de la yerba 
tiemble en la piel del aire. 

Extraño tu voz, 
tu caminar conmigo por la ciudad. 
Comprender que eso está siempre allá 
como un bolsillo donde a cada rato 
la mano busca una moneda, el peine, llaves, 
la mano infatigable de una oscura memoria 
que recuenta sus muertos. 

La Cruz del Sur, el mate amargo 
y las voces de amigos 
usándose con otros. 
Me duele un tiempo amargo 
Ileno de perros y desgracia 
la agazapada convicción de que volver es vano. 

Comprender que un mar es más que un mar, 
que la muerte se viste de distancia
 
para llegar de a poco, lenta, interminable, 
como una melodía que se resuelve al fin 
en humo de silencio. 
Extraño ese callejón 
que se perdía en el campo y el cielo 
con sauces y caballos y algo como un sueño. 
Y me duelen los nombres de cada cosa 
que hoy me falta, 
como me duele estar tan lejos 
de tu caricias y de tus labios. 

Extraño tu voz 
tu caminar 
conmigo por la ciudad.




 Amor de Buenos Aires
Poema Lunfardo

Sol de América latina
sobre el Río de la Plata
para vos la serenata
de tu gente que te admira.
Por eso con tus esquinas
con tus barrios y tus calles
te saludo Buenos Aires,
capital de mi Argentina.

Sos la máquina que avanza
al compás del porvenir,
la cuna de mi sentir
y el norte de mi confianza;
sos la meta que se alcanza
siguiendo la Cruz del Sur,
tu canción es gratitud
y tu bandera de esperanza

Buenos Aires de mi amor
fuiste cielo de mi escuela
"El Nene" de Andrés Ferreira
de mi primero inferior,
la tiza y el borrador,
mi jarrito niquelado,
cuaderno cuadriculado
y el faber número dos.

Fuiste la calle cortada
al lado de la placita,
la quema de mi bolita
y troya de mi billarda,
gambeta de veinte agarra,
mi trompito zumbador
y barrilete cantor
que del cielo me coleaba...

Sos el ayer perfumado
con la astucia del Rusito
la nobleza del Sapito
y la fuerza del pelado
Y ese llorar amargo
cuando se busca afligido
los cinco que se han perdido
por el bolsillo agujereado...

Vos conoces el debut
del primer pantalón largo
de los momentos amargos
que tuve en mi juventud
y de la cruel inquietud
cuando vi que derribaron
la casa en que me acunaron
allá por el barrio sur...

Tus estrellas lo sabían
cuantas veces demoraba
cuando mi novia esperaba
para ver si me quería
de las "peras" que le hacia,
de los celos que inventé
y sabes que le soy fiel
y la quiero todavía...

Buenos Aires de mi amor
como nos cambia la vida
vos la ciudad presumida
y yo... siempre un soñador.
Pero qué importa el dolor
que va enhebrando el recuerdo
nunca lloro lo que pierdo
porque nací jugador.

Por eso cuando te digo
lleva un acento de orgullo
el de saber que soy tuyo
y de que vos sos mi amigo.
Y ponete al lado mío
cuando juegue con la muerte
que de pie con veintisiete
le aguanto la falta envido.

Sos la pitada final
del cigarro que se fuma
sos un barbijo de luna
en un patio de arrabal
sos tango sentimental
que me llena de tristeza
y sos la media cabeza
del Gran Premio Nacional...

Sol de América latina
sobre el Río de la Plata:
te traje la serenata
de tu gente, que te admira,
por eso con tus esquinas,
con tus barrios y tus calles
te saludo, Buenos Aires,
capital de mi Argentina.



Declaración de amor por Buenos Aires


Dejame acariciarte las calles sin apuro
en una noche nuestra, de tango y de neón,
mirarte en el espejo de un charco de suburbio,
sentarme en tu regazo con forma de cordón.
Que quiero recostarme en tu cuerpo hecho vereda,
sentir como me embriaga tu aliento de jazmín,
con el etéreo marco de un cielo de rayuela,
un cielo maquillado con humedad y hollín.

Dejame que te diga: ¡te quiero, Buenos Aires!
Y necesito entonces fundirme en tu interior:
en tu empedrado viejo, en tu esperanza nueva,
en tu simbiosis loca de tango y rock and roll.
Dejame que te cante con verba estremecida,
y que ponga la vida en ésta, mi canción.
Dejame que te diga: ¡te quiero, Buenos Aires!
Y te ofrendo mi alma al ofrendar mi amor.

Dejame desnudarme de a poco las vergüenzas,
mostrarme sin disfraces, así, tal como soy.
Y hacerte mía entonces de frente y sin lamentos,
y que te entregues toda como me entrego yo.
Y adormecer sintiendo la piel de tus orillas,
allí donde es más fuerte tu aroma de malvón,
donde nos cubra el manto de un patio con glicinas
y arrulle nuestros sueños el son de un bandoneón. 

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